martes, 28 de septiembre de 2010

Del leviatán al cachalote Los modelos para explicar lo que no es evidente


Imaginemos que la materia es un objeto. Un objeto cualquiera, que esta ahí, al alcance de la mano en cualquier momento. Aunque podríamos verlo como algo evidente, si tratamos de estudiarlo vemos que es mucho más misterioso de lo que creemos. La materia es caprichosa, cambia constantemente, es escurridiza y no podemos predecir su comportamiento porque no podemos mirarla íntimamente, no podemos verla desde dentro.
Ese objeto ya no es más algo evidente, ahora nos parece ajeno y lejano, como si no pudiéramos verlo mas que a través de un velo opaco, como sumergido en aguas obscuras y profundas. Solo podemos ver una parte de él cuando se acerca a la superficie. Es como un Leviatán. Ahora le tememos, no sabemos sus intenciones, no sabemos si nos acecha o si pasará de largo por las aguas profundas.
Ahora nos cautiva, nos intriga. Queremos dominarlo pero le tememos, queremos domarlo, encontrar sus virtudes y nos damos a la tarea de estudiarlo y lo seguimos, lo acechamos nosotros a él. Le damos muerte, lo fragmentamos y le damos un nuevo nombre. Lo llamamos Cachalote.